Strack y Deutsch


Strack y Deutsch
El modelo reflexivo-impulsivo de Strack y Deutsch: determinantes reflexivos e impulsivos de la conducta social.

Gabriel Rodríguez.
Publicado en este blog: 05/02/ 2012.

Ha sido un verdadero placer leer el artículo “Reflective and Impulsive Determinants of Social Behavior”, de Fritz Strack y Roland Deutsch. Existe una congruencia casi perfecta entre las ideas desarrolladas en el artículo y las presentadas en este blog. Se puede identificar perfectamente el sistema impulsivo, de su teoría, con el sistema analógico de procesamiento de la información, y el sistema reflexivo con el sistema lógico-verbal. En su artículo, Strack y Deutsch han profundizado en las relaciones entre los dos sistemas y en las implicaciones de estas relaciones en el comportamiento. Han remarcado, con claridad, que las diferencias entre los dos sistemas no son de contenido, sino de procesamiento de la información. Han optado por estudiar la parte más compleja: las relaciones entre sistemas. Es decir, los modos en los que ambos sistemas se enlazan, colaboran, para producir los resultados cotidianos de nuestra forma de conocimiento, reflejada en nuestro comportamiento.


Funcionamiento simultáneo o excluyente.
Strack y Deutsch optan en su modelo por la descripción de procesos de dos sistemas que actúan simultáneamente, frente a los modelos que plantean actividades excluyentes. Creo que ambas cosas son ciertas, los dos sistemas operan de forma simultánea y de forma excluyente, en diferentes aspectos: la complejidad de las relaciones entre los dos sistemas es abrumadora. No podría ser de otro modo, dado que el sistema lógico-verbal se ha construido sobre la base del analógico, y dado que se reparten las tareas según sus propias capacidades, con la finalidad de conseguir la mayor efectividad, para lo que inevitablemente colaboran y, en tareas específicas, inhiben el funcionamiento del otro sistema. El sistema analógico conduce la conducta cuando las condiciones no permiten el procesamiento lento y exigente propio del sistema lógico-verbal, o cuando se desarrolla una tarea exclusiva del sistema analógico (el Modo-D, la concentración atemporal en el dibujo, de Betty Edwards). Por otro lado, una de las funciones principales del sistema lógico-verbal es la de controlar, inhibir (reprimir en el léxico freudiano) lo que procede del sistema analógico (del sistema impulsivo).
Es cierto que, como dicen Strack y Deutsch, el sistema impulsivo (analógico) está inevitablemente conectado, mientras que el sistema reflexivo (lógico-verbal) puede ser desconectado. Pero, paralelamente, debemos recordar que el sistema lógico-verbal dominante, que dirige el consciente capaz de acciones intencionales, es el responsable de la constitución de un inconsciente analógico subyacente. Dicho de otro modo, gran parte del sistema analógico es inconsciente o preconsciente, y actúa a pesar del control ejercido por el sistema lógico-verbal pretendidamente dominante.
Todo esto es congruente con la descripción de Strack y Deutsch sobre cómo el sistema reflexivo puede inhibir el funcionamiento del impulsivo, y sobre cómo el sistema impulsivo asume la dirección primaria de la acción cuando las condiciones no permiten actuar al sistema reflexivo.
Dos formas de aprendizaje.
Strack y Deutsch describen perfectamente las dos formas de aprendizaje ligadas a los dos sistemas: la adquisición lenta de vínculos, representaciones y habilidades estables, en el marco del sistema impulsivo; y la agilidad y articulación propias del sistema reflexivo. Y nos explican cómo se forman vínculos asociativos a partir de operaciones reflexivas repetidas, y cómo las representaciones proposicionales propias del sistema reflexivo activan contenidos del sistema impulsivo. Las relaciones entre sistemas son extraordinariamente complejas y activas porque, como he descrito en “El arco creativo”, cualquier material de retorno, cualquier elemento, procedente del sistema lógico-verbal puede ser tratado por el sistema analógico. Pero nunca siguiendo sus pautas estructurales, sus métodos de procesamiento. También hay que recordar que la base del sistema lógico-verbal es, siempre y en todos los sentidos, evolutiva, constructiva y cotidianamente, el sistema analógico.
Todo lo que pasa por lo sentido, aunque sean materiales pertenecientes al sistema lógico-verbal, puede ser tratado por el sistema analógico. Es cierto, como explican Strack y Deutsch, que la información sensorial siempre es procesada en primera instancia por el sistema impulsivo. Para que, sobre esa base, podamos construir lo que se ha llamado una percepción inteligente o una percepción simbólica, a través de un lento proceso de adaptación constructiva, comparativamente mucho más rápido, con una extraordinaria plasticidad, durante la infancia. La idea es sencilla, pero su desarrollo constructivo es extraordinariamente complejo.
Strack y Deutsch han realizado un excelente trabajo experimental sobre la vinculación del NO lógico al sistema reflexivo, que es prolongación coherente de los descubrimientos de Freud acerca de la inexistencia del NO lógico en el inconsciente. La negación sólo puede ser ejecutada por el sistema reflexivo. Igualmente, las previsiones sobre el futuro, que permiten esperar recompensas diferidas, solamente se activan en el sistema reflexivo, solamente se proyectan sobre la línea del tiempo construida en el universo lógico-verbal.
El concepto de “almacén asociativo” puede inducir a error, al poder dar la impresión de ser un mero depósito inerte, desvinculado de las actividades que pueden darse en su interior. El almacén asociativo es mucho más complejo y dinámico de lo que podamos imaginar, ya que engloba en su seno la posibilidad de realizar nexos tan especializados como el de la relación sinestésica entre el percepto y la imagen sonora, que hace posible la construcción del lenguaje, o las manipulaciones de imágenes complejas referidas a todos los sentidos, similares a las imágenes eidéticas, que permiten gestionar grandes cantidades de información.
Características del sistema impulsivo (o del sistema analógico)
Strack y Deutsch han estudiado, analizado pormenorizadamente, hecho predicciones y comprobado, principios básicos de funcionamiento del sistema impulsivo (del sistema analógico) tales como la compatibilidad y la bidireccionalidad entre las orientaciones y afectos, y el comportamiento realizado. Una tensión muscular de acercamiento facilita la percepción y el procesamiento de información positiva compatible. Y, bidireccionalmente, una información considerada positiva facilita las respuestas musculares de movimientos compatibles de aproximación, en ausencia de conocimiento consciente de la finalidad de la experiencia para la persona requerida por estas solicitaciones.
Por esto, Strack y Deutsch nos hablan de la existencia de bidireccionalidad, de compatibilidad causal tanto en una dirección como en la dirección causal opuesta. En un sentido muy similar, he planteado que en el sistema analógico no existe la direccionalidad causal. Es decir, dos eventos están unidos por complejas relaciones analógicas, tales como la identificación, o no lo están. El discurrir de causas y efectos es una característica estructural típica del sistema lógico-verbal, que relaciona y dinamiza la información que discurre a través de la línea del lenguaje y de la línea del tiempo. Strack y Deutsch, al demostrar la bidireccionalidad causal propia del sistema impulsivo, lo que están demostrando es la falta de direccionalidad causal característica, específica, del sistema analógico.
Es apasionante que estos principios del sistema impulsivo (del sistema analógico) funcionen también en los animales (según las investigaciones de Lang (1995), citadas por Strack y Deutsch). Strack y Deutsch plantean la similitud en el funcionamiento del sistema impulsivo en los animales y en los humanos cuando la información es procesada asociativamente, es decir, en ausencia del procesamiento proposicional de las negaciones. De forma congruente con la teoría de los dos sistemas que se presenta en este blog, encontramos una vez más características comunes entre el sistema analógico de los animales y de las personas. Strack y Deutsch han integrado las investigaciones de Lang en la teoría de los sistemas reflexivo e impulsivo, integración que podemos ver, desde una perspectiva más general, como esencialmente consistente con todos los datos que nos llevan a plantear el fuerte paralelismo existente entre el sistema analógico de los mamíferos y del ser humano.
Categorización de las emociones
Igualmente apasionante me ha parecido la descripción que hacen Strack y Deutsch del proceso de categorización de las emociones, inscrita en la memorable línea de trabajo que les ha llevado a profundizar en las relaciones entre los dos sistemas. Un afecto es relacionado, en el sistema impulsivo, situacional y repetidamente, con experiencias asignadas por el sistema reflexivo como causas. De tal modo que se va produciendo un conocimiento reflexivo, causal, de las emociones que pueden de esta manera ser categorizadas. Dicho de otro modo, lo mismo que el ser humano construye una visión simbólica vinculada a lo nombrado, elabora una percepción simbólica de sus propias emociones. La percepción simbólica de las emociones acota, simplifica, categoriza, controla, hace manejable la complejidad perceptiva interior, en el mismo sentido en el que la percepción simbólica, que procede de la información exterior, actúa para construir una realidad conocida y controlada.
La formulación que hacen Strack y Deutsch es compleja (no podría ser de otro modo): los esquemas de conducta sufren la influencia del sistema impulsivo, de los hábitos, de las orientaciones motivacionales, de las privaciones de necesidades primarias, y de las consideraciones reflexivas que entran a formar parte de la ecuación.
Diferenciación de procesos, antes que de contenidos.
Strack y Deutsch describen la complejidad de los procesos que son asumidos por el sistema impulsivo, tales como la activación de metas, deducción de caracteres, imitación de conductas sociales complejas, integración de los resultados de procedimientos silogísticos llevados a cabo por el sistema reflexivo, e integración, nunca del mecanismo del NO lógico, sino de una respuesta automática asociada de aversión, rechazo, negatividad. Su conclusión es perfecta: no se trata de que el sistema impulsivo sea capaz de realizar versiones más rápidas de los mismos procedimientos, sino de que utiliza un sistema de procesamiento de la información distinto.
Strack y Deutsch analizan las similitudes y diferencias entre el modelo reflexivo-impulsivo y los modelos basados en formas de procesamiento implícito y explícito. Y llegan, con gran acierto, a dos conclusiones. En primer lugar, que la diferencia entre el sistema reflexivo (relacionable con procesos conscientes explícitos) y el sistema impulsivo (vinculado a procesos implícitos) no es la misma que se da entre consciente e inconsciente, ya que hay muchos procesos conscientes en los que interviene cotidianamente el sistema impulsivo actuando de forma coordinada (ellos dicen en paralelo). En el mismo sentido, he hablado de procesos analógicos no necesariamente inconscientes. En segundo lugar, que debemos utilizar los términos implícito y explícito para los procesos psicológicos, pero no para los contenidos mentales. De forma congruente, siempre ha defendido que el sistema analógico puede utilizar los contenidos del sistema lógico-verbal, pero no sus métodos de procesamiento de la información. La afirmación simétrica, en cambio, sería mucho más difícil de analizar, dado que el sistema lógico-verbal se construye en su totalidad con materiales elaborados procedentes del sistema analógico, es decir con materiales que han sufrido un proceso de transformación simbólica. Cualquier contenido del sistema lógico-verbal puede entrar en los circuitos del sistema analógico, pero hay contenidos del sistema analógico, como la imagen compleja (eidética), que no pueden ser utilizados normalmente por el sistema lógico-verbal consciente, y que cuando lo son tienen la consideración de hechos anómalos o extraordinarios (imágenes de estrés post-traumático, autismo, etc.). Esta diferenciación ya está apuntada por Strack y Deutsch en sus conclusiones, cuando nos dicen que toda una serie de comportamientos anormales pueden ser descritos como un desequilibrio en las relaciones entre los dos sistemas.
¿Podemos, desde el sistema lógico-verbal consciente recuperar la mirada analógica primitiva, original, no contaminada por los procesos de construcción de nuestra forma de conocimiento? La respuesta más radical es la que se deriva de los experimentos de respuesta motora en los casos de “visión ciega” descritos por Ramachandran: el sujeto de la experiencia mueve la mano para señalar correctamente la posición de la luz que dice no ver.
Creo que es muy importante la distinción que hacen Strack y Deutsch sobre las diferentes formas de procesamiento en los dos sistemas: la modificación lenta de los contenidos cognitivos en el sistema impulsivo, frente al aprendizaje rápido de contenidos articulados en el sistema reflexivo. Siempre había existido una adecuada distinción entre inteligencia y talento, que se correspondía con estas dos formas de adquisición de conocimientos. Hasta que Howard Gardner planteó su teoría de las múltiples inteligencias, con gran éxito (lógico) de crítica y público. Todo el mundo prefiere que se llame inteligencia a aquello que poseían y que, hasta ese momento, era solamente un “talento” laboriosa y lentamente cultivado. Tal vez hubiera sido mejor revalorizar las habilidades desarrolladas a partir de capacidades procedentes de una base específicamente analógica heredada, o revalorizar la importancia de la intervención del sistema analógico en las actividades creativas, antes que perder una distinción conceptualmente útil.
Dos tipos de simplificaciones
En el modelo reflexivo-impulsivo los juicios y las decisiones son elaborados en el sistema reflexivo por medio de interacciones con el sistema impulsivo. Si decimos que la aplicación de normas simplificadas es tarea del sistema reflexivo, debemos, en mi opinión, aclarar que hay dos formas, dos concepciones, de lo que significa simplificación, vinculadas a cada uno de los sistemas. El sistema analógico es capaz de elaboraciones simplificadas en cuanto que no necesita para sus procesos una gran cantidad de lo que Strack y Deutsch llaman capacidad cognitiva. El sistema lógico-verbal, en cambio, realiza un proceso de simplificación en cuanto reduce, ordena, categoriza, clasifica y sustituye la complejidad del mundo al representarlo por medio de un universo simbólico. Sustituye la complejidad de un objeto, una situación, una escena compleja, un sentimiento complejo, por una palabra, por un símbolo.
Flexibilidad
Igualmente, creo que existen dos conceptos de flexibilidad aplicables a cada uno de los dos sistemas. Existe una flexibilidad propia del sistema reflexivo (o del sistema lógico-verbal) que hace posible la incorporación de conocimientos compatibles, y la generación de códigos o contenidos que se multiplican siguiendo operaciones, normas estrictas. Y una flexibilidad propia del sistema analógico (del sistema impulsivo) que puede actuar al margen de las leyes propias de la lógica, utilizar grandes cantidades de información no estricta y causalmente ordenadas, intervenir para modificar o crear nuevas conceptualizaciones, integrar conocimientos que no eran compatibles. Una concepción de flexibilidad que es ingrediente fundamental para los cambios que permitan la construcción del sistema lógico-verbal.
Paralelamente, debemos distinguir dos conceptos de rigidez. Por un lado, la rigidez propia del sistema analógico, la conducta estereotipada, la falta de capacidad para articular desarrollos causales, lógicos, que puede llevar a conductas fijas, grabadas al margen de cualquier posibilidad de cambio. Por otro, la rigidez, la intransigencia propia del sistema lógico-verbal, que puede llegar a ser una intransigencia perceptiva, que nos impida admitir, o ver, lo no-nombrado, aquello que se sale de los esquemas propios del sistema dominante, de la narrativa dominante (tanta veces demostrada experimentalmente). Tal vez, deberíamos utilizar el término flexibilidad para referirnos a una característica típica del sistema analógico, y capacidad de articulación cuando hablemos del sistema lógico-verbal.
Conclusiones
Strack y Deutsch han realizado un trabajo admirable al profundizar en una de las líneas de investigación de mayor dificultad: las complejas relaciones entre los dos sistemas. Su modelo, que es casi perfectamente congruente con la teoría de los dos sistemas presentada en este blog, es capaz de explicar muchos fenómenos que no tenían explicación desde la concepción tradicional y difusa de nuestra forma de conocimiento, tales como el procesamiento de las negaciones, los límites de la cognición automática, la dinámica de las motivaciones, los comportamientos sociales extremos de grupo, y toda una serie de comportamientos que llamamos “anormales” y que pueden ser descritos y entendidos convincentemente como producto de la actuación reiterada de uno solo de los sistemas de procesamiento de la información o, dicho de otro modo, como producto de un fallo en la concurrencia e interacción de los dos sistemas cognitivos.
El esquema general que describe el modelo reflexivo-impulsivo y sus dobles flechas es congruente con la idea de un sistema lógico-verbal construido y sustentado sobre un sistema analógico que se torna subyacente. Strack y Deutsch han realizado una investigación excelente que profundiza en las relaciones extraordinariamente complejas entre los dos sistemas. Complejidad que se agrava por la dificultad (inherente al tema) de utilizar una conceptualización precisa para referirnos a la distinción entre un sistema que opera con conceptos formalmente precisos (el lógico-verbal) y otro que manipula con imágenes precisas (el analógico, en cuyo seno los conceptos tienen estructura de imágenes complejas).
Lo que sí podemos afirmar es que, a la forma de plasticidad, específica del ser humano, que permite construir el sistema lógico-verbal y mantener la posibilidad de modificar las relaciones entre los dos sistemas, para poder resolver problemas que antes de la modificación eran imposibles de resolver, le llamamos creatividad.

Strack, Fritz and Deutsch, Roland. “Reflective and Impulsive Determinants of Social Behavior”.