K.S. y el Sistema Analógico


Karmiloff-Smith y el Sistema Analógico




Gabriel Rodríguez
Publicado en este blog: 14/07/2015

Resumen.
Este artículo es una discusión dialogada con el texto, de importancia fundamental y de enorme influencia, “Más allá de la modularidad”, de Annette Karmiloff-Smith. En él, se analiza cómo en su teoría está implícita la existencia y las características de un sistema analógico subyacente de procesamiento de la información, el que utiliza la imagen compleja.


LO QUE PODRÍA DECIR, PERO NO DICE, KARMILOFF-SMITH EN “MÁS ALLÁ DE LA MODULARIDAD”.

Las preguntas claves serían: ¿cuál es el sistema de procesamiento de la información que realiza las labores de Redescripción Representacional (RR)? ¿Cuáles son sus características, sus modos básicos de almacenamiento y de recuperación de la información? ¿Ocurren sin más? Karmiloff-Smith dice, de forma indirecta, muchas cosas acerca de estos interrogantes.
Y, una segunda cuestión: ¿hay grandes bloques de información pregrabada, predisposiciones y restricciones innatas que orientan la atención del bebé hacia la información pertinente para su desarrollo? o, por el contrario, ¿lo que hay es un sistema de procesamiento de la información que compartimos con otros animales, y un estrechamiento perceptivo, unas restricciones posteriores que van de lo general a lo particular, producidas tras el contacto con el medio cultural, y que suponen la pérdida de algunas habilidades que pertenecían a ese sistema analógico básico?

Karmiloff-Smith plantea que una serie de predisposiciones innatas y específicas de cada dominio acotan la entrada de información que procesa el bebé. Predisposiciones iniciales hacia los datos pertinentes que llegan del entorno, que van a facilitar un proceso de modularización sustentado en la plasticidad cerebral. Distingue entre dominios, y habla del niño como lingüista, físico, matemático, psicólogo, grafista; y microdominios, para referirse a cosas como los pronombres, la gravedad, los números. Defiende el desarrollo específico dentro de cada dominio, frente a la construcción de estructuras de representación y procesamiento generales que afecten a todos los dominios (Piaget). Karmiloff-Smith se apoya en la constatación de casos de niños con déficit o desarrollo superior en un dominio específico, y en los casos de lesiones cerebrales que afectan a áreas de conocimiento específicas, como reconocimiento de caras, números, lenguaje, etc.
Karmiloff-Smith ha investigado en la actividad precoz del bebé, en la sensibilidad a datos relativos a lengua, física, número, intencionalidad, notación bidimensional, y en su capacidad para discriminar los factores que sufren variaciones. Los métodos de investigación basados en el interés que manifiesta el bebé y en su capacidad de discriminación han supuesto un avance espectacular, que ha permitido la obtención de datos, prácticamente, desde el momento del nacimiento. Karmiloff-Smith ha propuesto la teoría de la Redescripción Representacional (RR), el proceso de elaboración interna, en ausencia de estímulos, por el que las representaciones que utiliza el niño pequeño se vuelven más manipulables y flexibles. Y por el que se llega a un acceso consciente al conocimiento y a la construcción de teorías. Por el que la información implícita (o inconsciente) se hace explícita (o consciente). Reconoce, constata, que existe una información útil, no accesible, que el sujeto elabora constructivamente, para redescribirla en nuevas representaciones operativas, explícitas, manipulables. Y yo añadiría, para clarificar la situación: económicas, conscientes y simbólicas.
Todo ello en un proceso largo, complejo, constructivo (creativo), que se desarrolla en tres fases: la maestría conductual, inerte, sistemática; la fase interna, en la que se descuida la entrada de información, de modo que lleva aparejada la posibilidad de fallos conductuales que antes no se producían, y en la que se da un proceso interior de generalización simbólica, de RR; y la tercera y última fase, en la que las representaciones internas se cotejan y se reconcilian con los datos externos para encontrar un equilibrio superior, una mayor coherencia y estabilidad.
Paralelamente, estas fases se corresponden con diferentes niveles de representación, cada vez más simbólicos, explícitos, disponibles, articulados. El proceso de RR, que puede darse sin actividad externa (tipo rumiante), lleva a abstracciones en un lenguaje de nivel superior, que permite el acceso y el análisis de las partes, que quedan abiertas a nuevos vínculos. Hasta llegar a la reflexión explícita y la formulación de teorías. Como ejemplo, el uso de los tiempos irregulares. En la primera fase, el niño aprende las formas verbales correctas, como pongo o juego. En la segunda, redescribe lo que sabe, y comete fallos como decir pono o jugo, pero es incapaz de explicar por qué lo hace. En la tercera, es capaz de integrar las excepciones, de reflexionar sobre los usos y de hablar de teorías.
Karmiloff-Smith llega a dos conclusiones que me parecen muy destacables. Primero: la representación en los niveles superiores se construye a costa de perder numerosos detalles que existían en el nivel inferior. Y, segundo: la representación perteneciente a ese nivel inferior permanece, de alguna manera, intacta: “Es importante resaltar que las representaciones originales de nivel I siguen intactas en la mente del niño, que puede recurrir a ellas para determinadas finalidades cognitivas que requieran velocidad y automaticidad. Las representaciones redescritas se utilizan para otros fines que requieren conocimiento explícito” (K-S, p. 41).
En todo este desarrollo teórico de Karmiloff-Smith, por lo demás admirable, hay algunos errores conceptuales que impiden ver con claridad el conjunto del proceso constructivo de nuestra forma de conocimiento. Utiliza código o imagen codificada para cualquier forma de huella mnésica. El término código implica un acuerdo excluyente, riguroso, sobre el significado. No se debe decir que la huella mnésica sin codificar, perteneciente a cualquier modalidad sensorial, esté codificada. Sobre todo porque lo que Karmiloff-Smith llama RR es demasiado parecido a lo que siempre se ha llamado codificación y construcción de sistemas codificados. Un problema similar existe con el término simbólico. No se debe decir que una imagen es simbólica cuando se quiere decir que es alegórica, metafórica, emblemática o cualquier otra cosa opuesta al concepto riguroso de lo simbólico.
Un tercer problema, más sutil, es que, en algunas ocasiones, identifica progreso y excelencia con los desarrollos que conducen a la construcción del universo simbólico neurotípico, olvidando el potencial cognitivo de las imágenes no codificadas y de todo el sistema analógico básico de procesamiento de la información que ella, implícitamente, defiende. Problema sutil, difuso, ya que, por otra parte, estoy totalmente de acuerdo con ella cuando dice: “Mi intención no es, desde luego, recurrir a esa imagen más tradicional del desarrollo según la cual un conocimiento débil se ve progresivamente reemplazado por otro conocimiento más rico, organizado de forma más coherente y más estable. Todo lo contrario: los principios y los mecanismos atencionales del bebé son ricos y están organizados de manera coherente” (K-S, p. 106). Lo que distingue al bebé es la falta de la distancia necesaria para articular esa información en una teoría: “Para tener estatus teórico, el conocimiento debe codificarse en un formato que pueda usarse al margen de las relaciones normales entre entradas y salidas” (K-S, p. 106).

Para intentar resumir, de una vez, el tema central de este escrito, y expresarlo de una manera clara, diría que Karmiloff-Smith ha encontrado toda una serie de datos, y ha hecho casi todos los razonamientos necesarios, que indican la existencia de un complejo sistema de procesamiento de la información básico, anterior al lenguaje, inconsciente, que afecta a todos los dominios sensoriales. Un sistema responsable de la discriminación, selección y elaboración de la entrada de información, y responsable (no único) de todos los procesos que llama de RR. Dicho de otra manera lo que Karmiloff-Smith llama prerrequisitos genéticamente grabados no son otra cosa que las funciones propias del sistema analógico de procesamiento de la información que compartimos con otros animales evolucionados. Ella misma llega decir que esas restricciones electivas son, en todo, similares a las de otros mamíferos, como los grandes simios. Lo realmente notable es que, a pesar de la acumulación de datos, de pruebas y razonamientos concluyentes, no haya llegado a la conclusión, no haya explicitado, la existencia de este sistema básico, general, complejo. Ni haya descrito sus características como sistema analógico con una enorme capacidad computacional para mover grandes masas de información. Aunque hay que destacar que ha dicho muchas cosas y muy interesantes acerca de este sistema no nombrado.
Cuando Karmiloff-Smith expone que los bebés distinguen el lenguaje de otros sonidos, y que, a los cuatro meses son sensibles a las fronteras oracionales del inglés y del polaco, pero a los seis meses ya sólo lo son del inglés (lengua materna), está suponiendo de forma implícita un trabajo realizado por algo parecido a un sistema subyacente analógico de procesamiento de la información, activo. Cuando explica que un niño de cuatro meses se sorprende al ver a un objeto atravesar un sólido, pero que a los dos años todavía no es capaz de ofrecernos una buena respuesta explícita a este hecho, está diciendo que hay una forma de conocimiento no verbal que precede a la formulación consciente de explicaciones teóricas.
Cuando, más adelante, describe que el niño crea esquemas icónicos accesibles, que median entre objeto y palabra, y que: “Los esquemas icónicos son representaciones no proposicionales, analógicas, de relaciones espaciales y movimientos; es decir, se trata de estructuras conceptuales que son proyección directa de estructuras espaciales” (K-S, p. 64), está volviendo a hablar de la actividad de un sistema analógico subyacente en todo coincidente, coherente, con el que he descrito en otros textos anteriores. Plantea que el niño, en las tareas de adjudicar significado a las palabras, utiliza restricciones no rígidas, no codificadas, probabilísticas, que pone en relación grandes cantidades de información, todas ellas características específicas del sistema analógico.
Nos dice que los niños no siguen un sistema de construcción lineal del lenguaje, lógico, sino que a la vez que usan la semántica para llegar a la sintaxis, utilizan la sintaxis para predecir el significado. Karmiloff-Smith ha investigado pormenorizadamente cómo el paso de la información subyacente (lo que yo he llamado imagen compleja analógica) hasta las formas de presentación codificadas no se da de un solo salto, sino que se trata de un proceso en el que se producen sucesivas redescripciones, adaptaciones cada vez más accesibles, conscientes, simbólicas.
En lo que Karmiloff-Smith llama RR, es decir, en la construcción de sistemas codificados flexibles, económicos y estables, el niño tiene que regresar y gestionar procesos analógicos para establecer nuevos esquemas simbólicos. Lo que ella llama restricciones innatas son en realidad potentes procesos del sistema analógico, igualmente innato, y dotado de una capacidad constructiva y de una flexibilidad específica de nuestra especie. Unas aparentemente pequeñas diferencias de partida son la base que da lugar a la construcción de unas estructuras cognitivas espectacularmente distintas a las de otras especies.
Karmiloff-Smith plantea que el niño tiene una predisposición innata hacia las entradas sensoriales pertinentes para poder representar los números. Los bebés atienden al cambio de número, es decir, al cambio en la cantidad de objetos presentados. Para que el bebé pueda realizar la comparación tiene que conservar alguna forma de representación en su memoria. Más que predisposición innata, lo que encontramos es la capacidad de un sistema analógico innato para detectar relaciones aplicables a diferentes características (color, forma, número) en diferentes modalidades sensoriales. Con gran acierto, Karmiloff-Smith compara esta percepción de la numerosidad en los bebés, con la subitización (de súbito), el proceso en adultos de recuento rápido para cantidades pequeñas, que tiene las características de ser inmediato, espacial, inconsciente, es decir, con las características propias del sistema analógico.
Cuando explica que: “Los principios innatamente especificados nunca están directamente disponibles, embutidos en procedimientos para interactuar con el ambiente” (K-S p. 140), está haciendo una buena descripción del sistema analógico como sistema de procesamiento de la información que trabaja a partir de las entradas sensoriales. Todos los datos disponibles indican que el sistema analógico básico es similar en el ser humano y en otros animales como los simios, exceptuando las diferencias puntuales que permiten la construcción del universo simbólico. Karmiloff-Smith afirma que el conocimiento del bebé y el de otros animales sobre el número son coincidentes: pueden discriminar entre cantidades distintas, pueden seguir principios de correspondencia uno a uno, y de diferencia respecto a los elementos concretos. Refiriéndose a otros animales, dice que: “Sus discriminaciones numéricas pueden ser como la de los recién nacidos y los bebés” (K-S, p. 144). La única diferencia estriba en que: “el niño humano acaba utilizando para contar un sistema simbólico”, y puede “crear el dominio de las matemáticas” (K-S, p. 144). Lo que llama principios innatamente especificados coinciden con las características del sistema analógico de otros animales, como el chimpancé.
Particularmente interesante es el descubrimiento de que algunas especies de pájaros son capaces de discriminar entre cantidades grandes, por ejemplo entre 45 y 50 picotazos. Karmiloff-Smith se equivoca en la interpretación cuando concluye que: “Hay que apelar a algún mecanismo que pase secuencialmente por una serie ordenada de estados, el último de los cuales representa la numerosidad cardinal del conjunto en cuestión” (K-S, p. 145). Ya que esto implicaría la utilización de un sistema simbólico, en vez de una imagen compleja típica del sistema analógico. Este caso es interesantísimo porque, probablemente, se de la coincidencia de que solamente algunas especies de pájaros puedan utilizar una imagen compleja secuencial, temporal, las mismas que utilizarían imágenes que les permitirían reproducir fragmentos hablados y seguir el ritmo de una música, al igual que retener la imagen de toda una secuencia de picotazos. Únicamente el ser humano y algunos pájaros son capaces de bailar. Este tipo de imagen compleja secuencial es la responsable de que, en tareas de seriación, los niños, en primera instancia, sólo puedan añadir elementos al final de la serie, luego también al principio, y más tarde intercalados.
Karmiloff-Smith explica que los simios no pueden auto-desencadenar sus recuerdos, tenerlos disponibles. Lo mismo ocurre con la imagen eidética compleja vinculada a la actualidad y a las emociones. La construcción del universo simbólico permite el control de los recuerdos, la disponibilidad de la información, a costa de la pérdida del detalle, como también aclara Karmiloff-Smith, es decir, a costa de recordar una imagen simbólica, económica, transformada.
Karmiloff-Smith afirma que el proceso de RR “hace posible la creatividad humana” (K-S, p. 232), y que “las representaciones internas son objeto de manipulación cognitiva, de manera que la mente se extiende mucho más allá de su ambiente y es capaz de la creatividad” (K-S, p. 237), todo lo cual me parece correcto. Pero, más adelante, dice que el proceso RR transforma progresivamente el cerebro en una mente creativa, lo que me parece un error, ya que el proceso RR es en sí mismo un proceso creativo. Además, en el supuesto de que se hubieran producido todos los procesos de RR posibles para un individuo, se podría encontrar un sistema simbólico cerrado no creativo. Siempre he defendido que el lugar de la creatividad es el de los tránsitos verticales entre sistemas, el del gozne en el que se conjugan el territorio analógico subyacente y el dominio simbólico construido.

CONCLUSIONES.

La actividad de RR necesita, inevitablemente, un sistema subyacente de procesamiento de la información y una forma de acceso a los datos que permita la revisión de la experiencia: el sistema analógico y la imagen compleja. Para Karmiloff-Smith los progresos aparecen gracias a las inscripciones y restricciones innatas, y a las elaboraciones internas de carácter desconocido. El sistema analógico es innato, pero no tiene grandes bloques de información pregrabados. Es el responsable que actúa, gracias a unas variaciones mínimas, innatas, propias del ser humano, para construir el sistema simbólico.
El lugar más sencillo donde encontrar evidencias incontestables del funcionamiento del sistema analógico es el de las imágenes complejas referidas a todos los sentidos. El número de incongruencias, de falsaciones, que soporta la concepción tradicional logocéntrica del conocimiento no cesa de crecer. A la vez que no deja de crecer el número de evidencias que avalan la existencia de un sistema básico, subyacente, analógico, de procesamiento de la información que funciona por medio de imágenes complejas.

-Karmiloff-Smith, Annette. “Más allá de la modularidad”. Alianza Editorial. 1995.


(Publicado el 28/07/2015)
PS. Me dice Carmen Bolívar que debo estructurar mis razonamientos de una forma más lineal, más lógico-causal. Sobre todo para que se entienda mejor y sea más convincente. Escribir, por ejemplo, en vez de: “Dicho de otra manera, lo que Karmiloff-Smith llama prerrequisitos genéticamente grabados no son otra cosa que las funciones propias del sistema analógico de procesamiento de la información que compartimos con otros animales evolucionados”.
Otras cosas como: “Dado que los prerrequisitos que plantea K-S coinciden con los de otras especies, como los chimpancés; que tiene que existir un sistema de procesamiento responsable de las RR; que en vez de haber restricciones iniciales, encontramos un estrechamiento perceptual, unas restricciones por el contacto con la cultura; que existe una pérdida de habilidades que tenían que ser gestionadas por algún sistema de procesamiento de la información no lógico-verbal; que (…); se puede inferir que lo que Karmiloff-Smith llama prerrequisitos genéticamente grabados no son otra cosa que las funciones propias del sistema analógico de procesamiento de la información que compartimos con otros animales evolucionados.”


Sé que lleva razón, que la idea es buena. Por eso incluyo este post-scriptum. Mis dudas proceden de dos problemas. Por un lado, la lista de premisas podría hacerse muy larga, ya que podría llegar a incluir todos los datos experimentales y cotidianos de que podríamos disponer. Por otro lado, la forma en la que ha sido concebido este textito responde a la de un gran esquema, un dibujo complejo, una imagen compleja en la que encajarían todas las partes. Es decir, que, de alguna manera, se pretende una cierta coherencia entre el contenido y su expresión formal, y entre el contenido y la forma real en la que ha sido elaborado.

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